He pedido año tras año LA CONFIRMACIÓN DE LA FE,

 He pedido año tras año LA CONFIRMACIÓN DE LA FE, ser confirmada en la fe. 

Nunca hasta hoy sentí que efectivamente ERA CONFIRMADA EN LA FE. No había entendido, mi corazón hasta hoy no había entendido. Aunque he escrito sobre esto, no había entendido. Van a ser las 17 hs en mi país. Hoy día de Pentecostés. POR FIN HE SIDO CONFIRMADA EN LA FE. Sé que me queda un arduo camino, camino que comparto aquí con los que lo quieran compartir, ¿a cuántos nos falta tanto por llegar a CONOCER NUESTRA AMADA FE CATÓLICA Y TODO LO QUE DE ELLA REVELÓ DIOS ESPÍRITU SANTO a su amada Iglesia, la única, la Católica, Apostólica y Romana? Aquí compartimos también nuestras idas y venidas, nuestras faltas de entendimiento y la llegada por Gracia Divina de ese entendimiento a medida que buscando, golpeando y llamando se nos ABRE LA PUERTA Y ENTENDEMOS en el Espíritu Santo, al tener nuestros corazones y mentes humillados y sometidos al deseo de pertenecer al Único Dios Verdadero que Se REVELÓ EN JESUCRISTO DIOS Y HOMBRE VERDADEROS PARA NUESTRA SALVACIÓN Y VIDA ETERNA. ACERCA DEL PERDÓN DE LOS PECADOS Y EL ARREPENTIMIENTO: ESTO CREO! Del Sermón 71 de San Agustín: "20. Contra este don gratuito, contra esta gracia de Dios habla el corazón impenitente. Y esa misma impenitencia es la blasfemia contra el Espíritu, que no se perdona ni en este siglo ni en el venidero 80. De hecho, ya sea con el pensamiento, ya sea también con la lengua, pronuncia una palabra malvada e impía en extremo contra el Espíritu Santo —Espíritu en el que son bautizados todos aquellos cuyos pecados son perdonados y que ha recibido la Iglesia para que al que se le perdonen le queden perdonados— la persona que, aunque la paciencia de Dios la impulse al arrepentimiento, llevada por la dureza de su corazón y por su corazón impenitente, atesora para sí ira en el día de la ira y de revelación del justo juicio de Dios, que pagará a cada uno según sus obras 81. Por tanto, esta falta de arrepentimiento —pues de esta única manera podemos designar de algún modo tanto la blasfemia como la palabra contra el Espíritu Santo que nunca serán perdonadas—; esta falta de arrepentimiento —repito— contra la que gritaba el alguacil y el juez diciendo: Haced penitencia, pues se ha acercado el reino de los cielos 82 no tiene en absoluto perdón ni en este mundo ni en el venidero, puesto que es el arrepentimiento el que alcanza en este mundo un perdón que valga en el venidero. Para oponerse a esa falta de arrepentimiento abrió el Señor la boca de la predicación evangélica y predijo que se predicaría el Evangelio en todo el orbe 83, en la misma circunstancia en que, después de la resurrección, dijo a los discípulos: Convenía que Cristo padeciera y resucitase de entre los muertos al tercer día y que en su nombre se predicase el arrepentimiento y el perdón de los pecados por todos los pueblos, comenzando por Jerusalén 84. 21. Pero esta falta de arrepentimiento o corazón impenitente no puede ser juzgada mientras la persona vive en esta carne. Pues respecto de nadie hay que perder la esperanza mientras la paciencia de Dios la impulsa al arrepentimiento 85 y no arrebata de esta vida al impío, ya que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva 86. Hoy es pagano; ¿cómo sabes si mañana no será cristiano? Hoy es judío incrédulo, ¿y si mañana cree en Cristo? Hoy es hereje, ¿y si mañana se atiene a la verdad católica? Hoy es cismático, ¿y si mañana abraza la paz católica? ¿Y si estos a los que incluyes en cualquier clase de error y que condenas como ya sin esperanza, se arrepienten antes de acabar esta vida y encuentran la vida verdadera? Por lo tanto, hermanos, os sirva también de advertencia a este respecto lo que dice el Apóstol: No juzguéis nada antes de tiempo 87. Esta blasfemia contra el Espíritu, que no admite perdón alguno, que entendemos que no es cualquier blasfemia sino una determinada, y que he dicho, o descubierto, o —según pienso— mostrado que es la persistente dureza de un corazón impenitente, no se la puede advertir en nadie mientras se halla en esta vida, según acabo de indicar. Y si he juzgado antes mal, MI CORAZÓN, de todo ello SE ARREPIENTE. Y a Dios Espíritu Santo, hoy en el día de PENTECOSTÉS, en que se renueva para toda carne y alma el PERDÓN DE LOS PECADOS SI SU CORAZÓN CONTRITO SE ARREPIENTE DE TODO CORAZÓN, a Dios Santísimo Espíritu Santo pido el Perdón de todos y cada uno de los pecados que he cometido y sobre todo aquellos que me hayan podido separar de Él, separándome de Esposa la Iglesia Católica, Apostólica y Romana POR LOS DELITOS COMETIDOS CONTRA LA FE: HEREJÍA, CISMA Y APOSTASÍA. Y dado que no hay quien resuelva esto jurídicamente por vía del proceso legal de Abjuración signado para los confesores de haberlos cometido, ruego para mi, todos los míos, de todos los que me rodean y llegan a mi virtual o presencialmente y todavía no son conscientes o lo son sin ser plenamente conscientes de ello, LOS LLENÉIS DE VUESTRO ESPÍRITU SANTO PARA QUE PUEDAN VIVIR EN EL REINO DE DIOS ALABANDO Y AMANDO, ADORANDO Y AMANDO A ESTE DIOS TAN GRANDE Y BUENO, TAN JUSTÍSIMAMENTE MISERICORDIOSO que nos fue revelado por Jesucristo e interpretado con Magisterio Infalible y Perfecto por aquél que Él Constituyó SU VICARIO: EL PAPA. Para nosotros el último Pedro con el que la Iglesia ha sido agraciada: S.S.Pío XII. GRACIAS AMADÍSIMO PÍO XII, Gracias por tu sufrimiento aceptado y vivido para Gloria de Dios Padre y Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, por el que los que así lo aceptemos SEREMOS SALVOS al final de nuestro camino. Gracias Madre Santísima, Auxilio de los Pecadores y Consuelo de los Afligidos. Gracias María Santísima Arca de la Nueva Alianza. Madre de Dios y Madre Nuestra por adopción. Gracias María Santísima Esperanza Nuestra y Fe en la que los Cristianos se pueden espejar un día. Gracias San José fidelísimo y castísimo por tu siempre estar Dispuesto para Dios y su Divina Voluntad.