Padre Frederick Faber: TODO POR JESÚS.
Padre Frederick Faber: TODO POR JESÚS.
Padre Frederick Faber: TODO POR JESÚS. PRÓLOGO DEL AUTOR. Al ofrecer al público este pequeño tratado espiritual , paréceme que dos cosas solamente exigen explicación. 1.a Hablo en él constantemente de la Confraternidad de la Preciosa Sangre; y esto pudiera hacer creer á no pocos, que un tratado semejante únicamente interesaba á los individuos que forman dicha Hermandad. Preciso es, pues, que yo desvanezca de su ánimo tal presunción. Hágolo así, es decir, menciono continuamente á la Confraternidad , porque la obra está destinada para servir de manual a los miembros que la componen; mas no se crea por eso que no sea igualmente útil y provechosa á todos los católicos devotos. 2.a Á la vez que confío en la caridad de mis lectores que han de interpretarme en los pasajes oscuros y dudosos solo según la significación que en semejantes lugares intentan los escritores probados por su ortodoxia, quisiera asimismo precaverme particularmente contra una mala inteligencia. Acaso pudiera decirse que todas estas prácticas y devociones tienen por único blanco el amor afectivo, y no el efectivo; y en su consecuencia llegue á suponerse que mi objeto, al escribir semejante manual, no fué otro que inspirar á los fieles el primero, sin proponerme siquiera excitarlos hacia la prosecución del último. Indudablemente, el amor no puede menos de ser efectivo, y el amor efectivo consiste en la mortificación, que empezando en la negación de sí mismo: negación indispensable á todo cristiano para evitar la culpa mortal, sube hasta la abnegación de los San tos acerca de materias que solo son de consejo, y no raras veces parecen á nuestra pobre aprehensión espiritual que llegan á rayar en la extravagancia. No existe ciertamente ninguna santidad sublime privada de aquel grado de abnegación que va más allá de lo que prescribe el precepto, y de lo que absoluta mente exige de todos el simple acto de evitar la culpa y sus ocasiones y preludios; pero no es este el asunto de que yo ahora estoy tratando. Al presente no estoy proponiendo lo que es perfecto, sino aquello que es fácil. Yo no intento conducir á las almas á la cumbre de la perfección espiritual, ¡líbreme Dios de incurrir presunción ó tontería, que me atreva á pretender una cosa semejante! Como hijo que soy de San Felipe, yo no tengo que ver más que con el mundo, esto es, con las personas que viven en medio del mundo y procuran en él ser virtuosas, santificándose á sí mismas en las condiciones ordinarias de la vida. Á estas es á quienes yo me dirijo, y á las que propongo para su aprovechamiento espiritual, no ciertamente cosas muy altas que sobrepujen á sus débiles fuerzas, sino cosas que, al mismo tiempo que embelesan con sus dulces atractivos y deliciosos encantos , tienden á reanimar el fervor de su corazón, á encender su amor y aumentar la suavidad que experimentan en la práctica de la religión, y observancia de los deberes que esta las impone. Mi ánimo es hacer graciosa y espléndida la piedad á aquellos que á imitación mía necesitan de semejantes auxilios. Hé aquí mi único objeto; no me he atrevido á aspirar á cosas más levantadas. Si mi obrita solicitara, aunque no fuese más que á un solo corazón, á amar á nuestro Señor dulcísimo con un poquito más fervor; Dios entonces habría bendecido así á la obra como á su autor incomparablemente más de lo que se me rece. CAPÍTULO I. INTERESES DE JESUS. Jesús todo por nosotros y todo por amor.—Sus inte reses, el objeto de la Confraternidad de la Preciosa Sangre.—Intereses humanos.—Intereses diabólicos.—Intereses de Jesús: 1.° en la Iglesia triunfante—2.° en la Iglesia purgante—3.° en la Iglesia militante.—Los cuatro principales: 1.° la gloria de su Padre—2.° el fruto de su Pasión—3.° el honor de su Madre —4.° el aprecio de la gracia.—No siguen la misma regla que los intereses del mundo.—No esperar de ellos resultados visibles.—La oración, el medio principal de promoverlos. SECCION I. Jesús todo por nosotros, y todo por amor. Jesús nos pertenece; y se digna ponerse á nuestra disposición; y nos da cuanto somos capaces de recibir; y nos ama con un amor que no hay lengua que pueda expresar, ni criatura al guna que sea capaz de imaginar ni concebir; y condesciende á desear con un anhelo inefable que nosotros le amemos con puro y fervoroso amor.
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